miércoles, 29 de octubre de 2008

Desorientado

Un día te despiertas y no sabes dónde estás. Miras a tu alrededor y te das cuenta de que efectivamente, no reconoces ese lugar, no te indetificas con él y sólo tienes ganas de escapar, de ponerte las zapatillas y salir corriendo de ese sitio en el que ni siquiera puedes respirar. Te esfuerzas por encontrar el maldito interruptor pero estás desorientado, ¿dónde hostias está el puto interruptor? A tu izquierda, como siempre, como ha estado los últimos años. Pero aún no te has acostumbrado, todavía te sientes perdido en ese lugar. Cuando consigues encender la luz cierras los ojos con todas tus fuerzas: eso, o te quedas ciego, no hay más remedio.
El momento en que logras abrirlos es crucial. Te das cuenta de que estás en tu habitación, en el dormitorio que se supone que te pertenece desde que llegaste allí, hace ya varios años. Pero sigues sin encontrarle sentido a esa lámpara mugrienta, a esos peluches olvidados en uno de los rincones, a esa silla tan temendamente incómoda. Sigues pensando que ese no es tu sitio en la vida, que tienes que irte de allí cuanto antes. Optas por calzarte y salir lo más rápido posible, no vaya a ser que empiecen a invadirte los recuerdos que hace años tratas de olvidar.
Y una vez en el pasillo, tropiezas, caes al suelo y maldices a la losa que lleva millones de años un poco levantada, como queriendo irse ella también. Y te reincorporas y te das cuenta de que aún no conoces tu propia casa, de que eres un extraño en ella. Pero como todas las mañanas, te arrastras hasta la cocina y te haces un café solo, como todas las mañanas. Y te vas a trabajar, olvidando, o tratando de olvidar, que odias tu trabajo, que odias tu vida y que tan sólo deseas escapar.
Pero como cada mañana llegas a tu odiado despacho, enciendes el ordenador, y esperas que el tiempo pase rápido, lo más rápido posible, como si eso fuera a pasar realmente. Pero nunca ocurre. Y cuando por fin es hora de marcharte a casa piensas que allí nadie te espera, que quizás sea mejor ir a tomarte algo por ahí para al menos llegar cansado y dormir, dormir y dormir que al fin y al cabo, así, no piensas. Y así transcurren tus días, llenos de montonía, de ganas de volver a empezar pero siempre te invade el miedo a lo desconocido, y no encuentras el valor para dejarlo todo atrás.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola ^-^

Sabes, esto me ha hecho recordar lo que comentábamos a medio día, hacer borrón y cuenta nueva, ir a un lugar distinto en donde empezar una vida que realmente sea buena, un lugar en el que estemos a gusto.
Muchas veces me siento perdida por culpa de todos los problemas y estoy deseando que ese lugar que me haga ser feliz llegue pronto a mi vida y sé que tú, en cuanto acabes la uni, también lo encontrarás, sea aquí -se que aquí no :P - en la China o en otro planeta, pero llegará el día en el que encuentres ese lugar que llene tu vida.

Muchos besitos guapa, hablamos oki?

Hasta mañana, bai...

Anónimo dijo...

Yo también me he llegado a sentir así. No me gusta demasiado dónde vivo, me da la sensación de que no encajo, pero ya llegará el día en que podamos elegir dónde pasar los mejores días de nuestra vida, ya lo verás, hasta entonces no nos queda otra que esperar (U_U).

Besitos.

Lady Midnight dijo...

Como siempre,mis comentario será poco alentador, pero al menos espero que sirva de algo.

El problema no es realmente la casa, ni el lugar ni el trabajo. El problema somos nosotros. A veces uno está a gusto en un lugar que no conoce y que realmente no se ciñe para nada a lo que esperábamos, y en otras ocasiones nos encontramos en lugares de ensueño y nos da la sensación de que no es nuestro sitio. La verdadera causa es la motivación personal, los recerdos y las aspiraciones que tenemos. ¿A cuanta gente no le gustaría estar en un lugar con la persona que más quiere, un trabajo estable aunque no sea excesivamente ien remunerado y con un círculo de amistades agradable, aunque nuestro hogar sea de 65 metros cuadrados con los muebles destartalados? Pues le gustaría a casi todo el que no lo tiene. Al igual que aquél que tiene una mansión, un deportivo y siempre viste ropa cara y se siente desgraciado. Tenemos la mala constumbre de querer lo que no tenemos, y cuando lo alcanzamos seguimos incómodos porque entonces queremos otra cosa. Te aconsejo que no te comas la cabeza con respecto a esas cosas y vivas tu vida basándote en los hechos y recordando las experiencias. Cuando te despiertes, no pienses en donde estás si no en qué bien te lo has pasado el día anterior, cuando te vayas a estudiar/trabajar no pienses en el tiempo, si no en qué vas a hacer al salir o en aquella entrada que escribiste el día anterior. No somos ni la casa en la que vivimos ni la ropa que llevamos, y nuestra vida tampoco. Somos lo que hacemos, lo que decimos y lo que hacemos sentir a los demás. Por estas cosas la gente nos recuerda y son estas cosas las que se comentan y dan forma a nuestra existencia. Yo tampoco estoy a gusto en e lugar en el que estoy, lugar donde he nacido y he pasado toda mi vida y que sin embargo no me corresponde... y, sin embargo, mis recuerdos están aquí, los sucesos que han dado forma a mi personalidad han sucedido aquí y la gente que veo por la calle y me saluda aunque yo no les recuerde está aquí. Aquí tengo la lluvia que veo caer por la ventana desde pequeña, y el sonido del viento entre las ramas cada vez que paseo por el pueblo en el que me crié y tan poco veo. No es mi sitio en absoluto, no tengo nada que me ate a este lugar, pero esto, aunque no me guste, soy yo. ¿Recuerdas algo de donde estás que te haga sentir definida? ¿Una noche estrellada pero sin luna, quizá, o un paseo bajo una lluvia suave a la luz de las farolas? Hay cosas que, si te vas, echarás de menos. Quizá ahora no lo creas, pero sucederá. Y será en ese momento en el que descubras que te llevas parte de la esencia de ese "mundo" que una vez fue tu hogar aunque ahora no lo reconozcas como tal, y que parte de tu vida se quedará ahí para siempre.

P.D: No me hagas demasiado caso, llevo demasiadas horas trabajando, pero recuerda que tu casa y tu trabajo te harán sentir, ni más ni menos, lo que sientes contigo misma. No es más que un modo de expresar y exteriorizar cualquier problema que cause desasosiego, ya sea baja autoestima, frustración o SOLEDAD ;)

Un beso, preciosa.

Lycans Laqueus dijo...

Me hables así, que en dos meses vivo solo. bueno, yo tengo a la Luna y me tengo a mi...

Un lobo sin paraguas

Sombra de Luna dijo...

Ufff, sinceramente y si me permites decirtelo, creo que ahora mas que nunca probablemente necesites cambiar de aires...ojala lo logres
un besazo

Anónimo dijo...

Yo me había levantado deprimido y con una sensación muy parecida a la tuya (me pasa muchas veces) y, curiosamente, el leerte no me ha hundido más sino que me ha ayudado. Debe ser que "mal de muchos consuelo de bobos" pero, els aber de otras personas que les pasa lo mismo también ayuda.
Una brazo,
Esteban

CALLmeKAT dijo...

No todo lo negro es tan negro ni todo lo blanco es tan blanco.

Las personas como tú tienen un problema (Bueno, y como yo) La mayor parte de las personas no piensa jamás en nada que vaya por encima de lo obvio (recuerda la historia de El Principito) pero tú lo haces... y el pensar demasiado trae consigo muchos problemas. A veces desearía dejar de pensar, de darle vueltas a todo y ser como el resto. Porque al fin y al cabo sólo es eso, pensamientos que me alejan de "la realidad".

No será la primera vez que escapo de un lugar. Soy joven, demasiado joven, pero ya he salido corriendo en demasiadas ocasiones (y cansa, lo prometo) No me he encontrado a gusto en ningún lugar, en ningún sitio nuevo... ciertamente al principio todo es bueno, diferente y maravilloso... pero no tardo demasiado tiempo en poner a funcionar la galaxia de mi cerebro para darme cuenta de que sigo siendo la misma persona, con exactamente los mismos problemas. Y eso sólo lo podemos cambiar desde nuestro interior, no cambiando nuestro ambiente ni nuestras compañías.

La felicidad empieza en nuestro interior, depende por entero de nosotros.

Te fuerzas a sonreir... y un día te das cuenta de que lo estás haciendo instintivamente...

Tenemos que buscar nuestro propio yo (y nuestro bienestar) en soledad, y así debería de ser siempre.

Un saludo.

(Prometo comentar más, es que soy una vaga)

Aricuentista dijo...

Yo tengo 16 años y me siento así, solo que yo segu´ro que no puedo huir a ningún sitio, todavía.

Anónimo dijo...

Ha sido todo un priviligio encontrarte mientras navegaba...
Tu narrativa muestra de manera urgente la angustia de todas las cosas, de todos los seres y de tu propio ser.Seguire leyendote, ...y sabes? a pesar de todo el escenario sombrío, pavoroso y personal de tu pequeño gran rincon,tus textos parecen haber nacido para conseguir tus objetivos, no dejes de escribir...lo haces muy bello
Te dejo una invitacion a mi blog
Una sonrisa
Nos leemos

Eterna reflexion dijo...

El inconformismo es el paso para el cambio.

Supongo q somos esclavos de nuestra propia vida, pero con un gran esfuerzo, a veces puedes liberarte y llegar a ser lo que tu crees.

Si no siempre nos quedará en el reino de los sueños...

chica poeta dijo...

Yo tb me sentia asi hasta los 16 años creo, de hecho hay veces que sigo sintiendome asi :S Pero mientras mas repitas esa rutina, mas la conoces no??

x cierto, muy interesante tu blog...:)