lunes, 30 de marzo de 2009

Como pudo llegó hasta su casa donde pensó que estaría a salvo. Mientras corría miraba tras de sí de reojo por si alguien la estuviera siguiendo, pero al no ver a nadie se relajó y abrió tranquilamente la puerta de su casa. Entró, y no vio nada raro así que se dirigió a la cocina para prepararse una tila y tumbarse en el sofá a descansar después de la maratón que había tenido que correr.
Cuando llegó al salón con su taza de tila humeante, se tiró en el sofá quitándose los zapatos sin cuidado alguno. Estuvo esperando que se enfriara un poco su bebida y empezó a sorberla despacio mientras pensaba en todo lo ocurrido esa mañana. Cuando la taza se quedó vacía, la dejó sobre la mesa y cerró los ojos. Ya podía estar tranquila; en su casa estaba todo bien y podía sentirse segura. Pero, cuando más relajada estaba sintió una "presencia" en la estancia. Pensó que eran imaginaciones suyas y no le dio mayor importancia... Hasta que pasaron unos minutos y seguía teniendo esa extraña impresión. Se giró y la vio detrás de ella. La miraba fijamente, sin parpadear. Quiso gritar y no pudo; aquello nunca lo habría imaginado.

sábado, 7 de marzo de 2009

Pasaron un par de horas y Sandra comenzó a sentir un extraño picor de ojos. Supuso que sería por culpa de la pantalla del ordenador pues el sol que entraba por la ventana del fondo reflejaba.
Tras unos minutos haciendo caso omiso al dichoso picor no tuvo más remedio que levantarse de la silla para ir al baño; a ver si lavándose los ojos el picor remitía...
Al llegar se miró al espejo y vio que tenía los ojos hinchados y rojos; tan rojos como nunca antes se los había visto. Se asustó y se fue en busca de Cristina esperando que tuviera algún líquido de esos que se echaba ella cuando le picaban las lentillas. Cuando ésta la vio abrió los ojos más de lo normal:
- ¡Cómo llevas los ojos, Sandra!
- Me pican un barbaridad. ¿Tienes líquido de ese por favor?
- Sí, toma. Pero no sé yo si te servirá. Igual sería mejor que fueras al médico. Das miedo...
- Bueno, voy a probar de todas formas; no pierdo nada.
Sandra volvió al baño con paso decidido. Entró, cerró la puerta tras de sí, y volvió a mirarse en el espejo.
Había una frase escrita en rojo con barra de labios: "Estoy muy cerca de ti, no escaparás jamás".
Se asustó tanto que salió despavorida del servicio pensando que alguien quería matarla. Pero... ¿Qué había hecho ella? ¿Tendría algo que ver con eso su picor de ojos? ¿Quién la amenazaba? Corrió como nunca lo había hecho pues quería marcharse de allí cuanto antes. Pero... ¿adónde iría? Seguramente la estaban persiguiendo...