Como pudo llegó hasta su casa donde pensó que estaría a salvo. Mientras corría miraba tras de sí de reojo por si alguien la estuviera siguiendo, pero al no ver a nadie se relajó y abrió tranquilamente la puerta de su casa. Entró, y no vio nada raro así que se dirigió a la cocina para prepararse una tila y tumbarse en el sofá a descansar después de la maratón que había tenido que correr.
Cuando llegó al salón con su taza de tila humeante, se tiró en el sofá quitándose los zapatos sin cuidado alguno. Estuvo esperando que se enfriara un poco su bebida y empezó a sorberla despacio mientras pensaba en todo lo ocurrido esa mañana. Cuando la taza se quedó vacía, la dejó sobre la mesa y cerró los ojos. Ya podía estar tranquila; en su casa estaba todo bien y podía sentirse segura. Pero, cuando más relajada estaba sintió una "presencia" en la estancia. Pensó que eran imaginaciones suyas y no le dio mayor importancia... Hasta que pasaron unos minutos y seguía teniendo esa extraña impresión. Se giró y la vio detrás de ella. La miraba fijamente, sin parpadear. Quiso gritar y no pudo; aquello nunca lo habría imaginado.